jueves, 13 de febrero de 2014

Primeros pasos

Hasta hace unos meses se me podía considerar una persona "normal".

Iba a mis clases "normales" en la Universidad, tenía mi trabajo "normal", salia con mis amigos "normales". Pasaba por mi casa, con suerte para comer o para dormir. Estaba todo el día de aquí para allá. Se podría considerar que llevaba una vida entretenida, estresante, bastante divertida y movidita.


Tengo que reconocer que no me podía quejar, dentro de la "normalidad" mi vida estaba genial.

Pero no hay más miedo que el que se siente, cuando ya no sientes nada. Y llegó un momento en el que me ahogaba...

El problema es que no me puedo considerar normal. Siempre he tenido sensaciones y necesidades diferentes. Muchísimas ganas de experimentar y aprender cosas nuevas, de superarme y crecer día a día.

Me gusta arriesgar demasiado y vivir al limite el máximo tiempo posible.

Hace unos años me encontré, por casualidades de la vida, a una persona que me habló de BDSM, era algo totalmente desconocido para mi, yo pensaba que intentaba tomarme el pelo con las cosas que decía y contaba, pero me puso delante una posible salida. Fui investigando y experimentando poco a poco y con el tiempo caí en la tentación completamente. Me enganché a esta droga que algunos llaman BDSM y lo convertí en mi forma de vida y en la mejor droga que he probado en mi vida.

A la gente que me conoce siempre le digo que si pudiese crear una droga que causara los efectos que yo siento cuando estoy sometida. Sería la mejor droga del mundo.

Durante un tiempo partí mi vida en dos, intentaba compaginar mi vida de siempre con la que acababa de descubrir, era dos personas en un mismo cuerpo, hasta que un día me dieron la oportunidad de poder compartir lo que siento, mis sensaciones, mis miedos, mi placer, mi dolor y mis nervios con la gente.  Pudiendo hacer que sientan lo que yo siento y que, de alguna manera, vivan lo que yo vivo. Y la tentación fue demasiado grande. Sucumbí al pecado y aquí estoy.

Ahora cuando echo la vista atrás pienso que esas dos vidas eran dos polos opuestos en un mismo imán, unidos en el alma. Ansiosas por querer unirse y explotar.

Me gustaría dejar claro, que hago lo que hago, me dedico a lo que me dedico y vivo como vivo simplemente por el placer de los sentidos. Lo que me ha traído hasta aquí es la necesidad de sentir, de vivir y de disfrutar esto, a mi manera.

Soy totalmente consciente de las repercusiones de esta decisión, del giro completo que ha dado mi vida, de que ya nada es lo mismo y de que he perdido partes de mi por el camino. No es sencillo echar de menos. Pero disfruto de lo que hago, de lo que soy y de en lo que me estoy convirtiendo.

Siento muchísimo si con mi comportamiento o con mi estilo de vida, ofendo o hago daño a alguien, los que me conocéis sabéis que no es mi intención para nada. Pero ha día de hoy, tal y como me planteo mi vida, creo que estoy teniendo el valor que a muchos les falta para hacer y vivir como realmente quiero.